
💔 Cuando pensamos en trauma, solemos imaginar grandes eventos: un accidente, gritos, violencia, una pérdida repentina. Y sí, todo eso es trauma . Es real, y necesita espacio para ser procesado. Pero hay otro tipo de trauma que muchas veces pasa desapercibido: el trauma relacional . No tiene por qué haber habido un evento concreto o visible. A veces, el impacto emocional viene justamente de lo que faltó . ¿Qué es el trauma relacional? 👶 El trauma relacional ocurre en el contexto de los vínculos más importantes y tempranos de nuestra vida: padres, cuidadores, figuras significativas. No se trata de lo que se hizo mal necesariamente, sino de lo que no se hizo , de necesidades emocionales básicas que no fueron atendidas de forma consistente. 🔹 No hubo consuelo cuando tenías miedo. 🔹 No hubo mirada amorosa cuando más necesitabas sentirte importante. 🔹 No hubo espacio para ser tú, para sentir, para llorar, para equivocarte sin temor. Y cuando eso ocurre de forma repetida en la infancia, se graba muy hondo. No lo recordamos como un “evento”, pero lo llevamos en el cuerpo, en los vínculos, en cómo nos hablamos a nosotros mismos. ¿Por qué muchas veces pasa desapercibido? 🤔 Porque no hay una historia clara que contar. No hay “eso tan fuerte” que justifique por qué te sientes como te sientes. Desde fuera, todo parecía estar bien. Quizás hasta tú te dices: "No me pasó nada grave... ¿por qué me siento así?" Y sin embargo, vives con ansiedad, con miedo al rechazo, con esa sensación de no ser suficiente, de no estar del todo conectado con los demás… o contigo mismo. 💡 Eso también es trauma . Es el eco emocional de un dolor que no fue visto, nombrado ni acompañado. El trauma evidente también importa 🔥 Esto no significa que los traumas más “grandes” o visibles no sean importantes. Todo lo que nos impactó, sea con o sin gritos, con o sin golpes, merece espacio y validación . Pero muchas veces, quienes no vivieron situaciones tan marcadas tienden a minimizar lo que sí les dolió. Y todo dolor no reconocido tiende a repetirse . ¿Cómo ayuda la terapia EMDR? 🌀 EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una herramienta terapéutica muy potente que trabaja con el sistema natural de procesamiento del cerebro. No necesitas recordar todo con detalle. A veces se parte de un malestar actual —como el miedo al conflicto, la sensación de no ser suficiente, o la tendencia a justificarte constantemente— y se rastrea la raíz: esas experiencias tempranas que dejaron una marca. Con EMDR, el recuerdo deja de doler. Se reprocesa, se resignifica, y el cuerpo aprende que eso ya pasó . Lo que antes te disparaba, ya no te controla. Lo que te dolía en silencio, ahora puede hablar y sanar. Tu historia merece ser escuchada 🫂 Ya sea que viviste gritos o silencios. Presencias que dolían o ausencias que pesaban. Exigencias constantes o desinterés emocional. Todo eso deja huella. Y sí se puede sanar . 💬 Si algo de esto te resonó, si sientes que llevas dentro algo que no entiendes pero te pesa... quizá es el momento de mirar hacia adentro con compasión. Porque a veces, lo que más duele... es lo que no pasó.

La Ansiedad 💛: A Veces Solo Es la Punta del Iceberg Cuando hablamos de ansiedad , solemos pensar en esa sensación abrumadora: el pecho apretado, la mente acelerada, las manos sudorosas, la urgencia de huir o controlar todo. Es incómoda, molesta, a veces paralizante. Pero… ¿y si te dijera que muchas veces la ansiedad no es el verdadero problema ? ¿Que es solo la punta del iceberg ? La ansiedad, en muchos casos, es una señal . Un síntoma. Como una alarma que se enciende en el tablero de nuestro cuerpo y mente para avisarnos de que algo más profundo necesita atención. No es el fuego, es el humo . Y cuando solo tratamos el humo, corremos el riesgo de ignorar las brasas que arden por dentro. 🧊 ¿Qué hay debajo de la ansiedad? Bajo esa punta visible pueden esconderse capas más profundas: emociones no expresadas, heridas antiguas, inseguridades, traumas olvidados, necesidades no satisfechas. Aquí algunos ejemplos: Tristeza no procesada: A veces la ansiedad aparece cuando no nos hemos permitido llorar lo que dolió, lo que perdimos, lo que no fue. Miedo a no ser suficiente: Detrás del perfeccionismo y la autoexigencia ansiosa, suele haber una creencia interna de que, si no lo hago todo bien, no valgo. Heridas del pasado: Experiencias tempranas de abandono, rechazo o inestabilidad emocional pueden instalar una alarma interna que se activa incluso en situaciones seguras. Rabia contenida: La rabia reprimida, cuando no encuentra salida, puede transformarse en una agitación interna que confundimos con ansiedad. Desconexión de una misma: Vivir en piloto automático, alejadas de nuestras necesidades reales, genera un vacío que la ansiedad intenta llenar con ruido. 🧭 La ansiedad como guía ¿Y si en lugar de luchar contra la ansiedad, la miramos con curiosidad ? ¿Qué pasaría si, en vez de querer silenciarla de inmediato, nos sentáramos a conversar con ella ? Tal vez nos contaría cosas como: “Estoy intentando protegerte.” “Siento que hay algo que no estás viendo.” “Estoy aquí porque una parte de ti necesita ser abrazada.” Escucharla no significa dejar que controle nuestra vida, sino aprender a interpretar el mensaje que intenta darnos. 🔍 ¿Cómo empezar a explorar lo que hay debajo? Aquí algunas prácticas que pueden ayudarte a mirar bajo la superficie: Escritura terapéutica: Pregúntate: “¿Qué siento debajo de esta ansiedad?” y escribe sin filtro. Visualizaciones o meditaciones guiadas: Imagina que exploras ese iceberg emocional. ¿Qué ves debajo? Terapia: Un espacio seguro y acompañado puede ayudarte a descubrir, comprender y sanar lo que hay en lo profundo. Movimiento consciente: Yoga, caminatas, danza… mover el cuerpo ayuda a desbloquear emociones retenidas. 🌱 Permítete sentir Sentir ansiedad no significa que algo esté mal contigo . Significa que algo dentro de ti está pidiendo ser visto, comprendido y cuidado . Y muchas veces, al atender lo que hay debajo, la ansiedad se suaviza sola, como un niño que solo quería que lo abrazaran. Así que la próxima vez que la ansiedad toque tu puerta, antes de intentar echarla, quizás puedas sentarte con ella, escucharla, y preguntarle con amabilidad: “¿Qué estás tratando de decirme?”

Parar, sentir, escuchar: el arte de conectar con el cuerpo 🧘♀️🫀 Vivimos rápido. Demasiado rápido. Entre tareas, pantallas, obligaciones y la inercia de “hacer”, muchas veces se nos olvida algo tan básico como parar y sentir el cuerpo . Y cuando el cuerpo grita —porque siempre acaba gritando— ya estamos agotados, desconectados o incluso enfermos. Pero ¿qué pasaría si empezamos a escucharlo antes de que nos mande señales en forma de tensión, insomnio, ansiedad o dolor físico? El cuerpo siempre habla... otra cosa es que lo escuchemos 👂 Nuestro cuerpo tiene un lenguaje propio: sensaciones, tensiones, latidos, respiración, cansancio, hambre, necesidad de movimiento o de descanso. Cada emoción tiene una traducción física. El miedo encoge. La tristeza pesa. La alegría se expande 🌱. Sin embargo, muchas personas están tan desconectadas de su cuerpo que viven en la cabeza. Analizan, piensan, resuelven, planifican... pero no sienten . Y no se puede cuidar lo que no se escucha. Escuchar al cuerpo es básico 🧩 Escuchar al cuerpo no es cosa de gurús ni requiere posturas imposibles. Es algo muy sencillo y profundamente transformador. Es parar un momento y preguntarse: ¿Cómo estoy hoy en mi cuerpo? ¿Hay tensión en alguna parte? ¿Qué necesito realmente? A veces la respuesta es tan simple como: “necesito respirar”, “necesito estirarme”, “necesito parar diez minutos y cerrar los ojos”. Necesidades reales vs. exigencias automáticas ⚖️ Cuando aprendemos a escuchar al cuerpo, empezamos a distinguir entre lo que necesitamos y lo que nos exigimos. Nos damos permiso para descansar, decir que no, pedir ayuda o simplemente no rendir al 100% todo el tiempo. Y esto, en lugar de debilitarnos, nos fortalece 💪. ¿Por dónde empezar? No necesitas una hora de yoga al día ni hacer un retiro espiritual en el Tíbet. Puedes empezar por prácticas pequeñas pero poderosas: Un escaneo corporal de 5 minutos al despertar o antes de dormir 🛏️. Pausas conscientes a lo largo del día para respirar y soltar tensión 🫧. Comer prestando atención, sin pantallas 🍽️. Registrar las señales físicas de tus emociones ✍️. Es en esos pequeños gestos donde empieza el cambio. El cuerpo no se equivoca. Solo necesita que lo escuchemos. 🔄 En resumen : Escuchar al cuerpo es volver a casa 🏡. Es salir del piloto automático y reconectar contigo. No se trata de hacer más, sino de hacer con más conciencia. Y a veces, simplemente de dejar de hacer para poder ser.